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El día que me pierdas

martes, 1 de septiembre de 2009
Tantos minutos frente al teléfono esperando, sólo esperando y nada. Quizás siempre surja algo más importante. Las horas pasan y los días también sin novedades de su existencia.

Hasta que el momento anhelado llega y otra vez corriendo a sus brazos, como si su indiferencia se esfumara al instante mismo de contactarse. Ahora volverán a pasar días sin saber más.

Tal vez sea demasiado y tiempo de bajar la persiana. Quizás sea el momento de decir basta, juntar amor propio y cruzar la puerta para no volver a pasar por ese umbral, que apenas nos reconoce entre las sombras de su egoísmo.

El periodista

martes, 9 de junio de 2009
Cuando se encuentre con un tipo que parezca centrado (y no lo sea), que impresione muy bien por señorito aunque no tenga un mango en el bolsillo, que no se ate al horario en el trabajo y se castigue tecleando y leyendo todo el día, evaluando y elaborando una noticia, ¡atento, ciudadano!Ese es un periodista...

Que resulte impuntual para las citas, que maneje en simultáneo un grabador, la birome y el teléfono, que conozca de fútbol y política, que hable de un barrio y analice el mundo entero, que siempre esté dispuesto a dar la mano, que labure cuando los otros apolillan, que siga laburando aunque esté franco, preparando un informe o detrás de un primicia, ¡ojo, le paso el dato! Ese, es un periodista...

Que a veces no le dé tiempo a su familia, que hable con unos y con otros, mientras él proyecta una entrevista, que evalúe en las horas de descanso la versión que le llegó, desde arriba o desde abajo, superando confusiones, tomándose un café o fumándose un faso, ¡No lo dude, está clavado!Ese, es un periodista...

Que sea serio, chistoso, soñador y hasta romántico, que piense que la vida no es absurda, y deseche la injusticia del olvido, rescatando la memoria y la utopía, que no pretenda ser la figurita, que hasta sepa cantar o no, y entone un tango en una sobremesa de cantina, ¡No lo pase por alto!Ese, es un periodista...

Que aunque parezca igual, siempre es distinto, manteniéndose fiel a sus raíces, que trajina la vida chamullando, que sin que usted lo sepa, es un amigo que entrega sangre y piel para informarlo, que es capaz, al mismo tiempo, de leer, escuchar y escribir, exprimiendo teletipos, dándole vuelta una redacción en la cabeza. Un individuo hecho a papel, a cable y cinta, bastante parecido a un ser humano, poniéndole el pecho al micrófono y a las cámaras, que estudió, sufrió, gozó y siempre soñó, que se graduó en la calle, con la vida, pero aprendió y aprende siempre, y recibe el diploma a cada rato... ¡Ese es su hermano! ¡El periodista!

Angel Miguel Montenegro - Buenos Aires 1980-