"Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía"
A tres días de San Valentín parece una jugada del destino que un 17 de febrero de 1836 en el número 9 de la calle Ancha de San Lorenzo de Sevilla naciera Gustavo Adolfo Bécquer. Este poeta romántico empieza a publicar versos en revistas y periódicos locales hacia 1853.
Hijo de un pintor, desde pequeño respiró aires artísticos. Además de la poesía, narró historias, leyendas, cronicó y se aferró al dibujo.
Algunas de sus obras: Historia de los templos de España, Cartas literarias a una mujer, Libro de los gorriones.
Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.
Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.
Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al reunirse en el cielo
forman una nube blanca.
Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
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