Los STP en Córdoba

lunes, 6 de diciembre de 2010

I know the darkness blinds you
Can you see without eyes?
Can you speak without lies?

Y como el 24 de enero abría el calendario de shows Metallica, 2010 no podía cerrarse mejor que con los Stone Temple Pilots.

A las 21.50 Scott Weiland y los suyos subieron a escena para deleitar a sus fanáticos por más de una hora y media y para recibir la primera ovación en la segunda canción, el clásico “Wicked Garden”, antes del “Muchas gracias” (únicas palabras en español que diría) del cantante.

La banda presentó los nuevos cortes de su álbum homónimo como la aplaudida “Between the lines”, pero los mejores momentos vendrían, sin dudas, promediando el show cuando empezaron a sonar los viejitos: “Vasoline”, “Down” y “Sex Type Thing”. Hasta que “Plush” e “Interstate love song” se convirtieron en el clímax de la noche, íntegramente coreadas por 3500 almas, que no le temían al micrófono cedido de Weiland.

Si bien Los Ángeles queda a 1710 km de Seattle, la capital grunge, los STP fueron desde un principio agrupados bajo este rótulo, pero les costó más que a sus contemporáneos Nirvana, Alice in Chains y Pearl Jam tener el OK de la crítica.
Dos décadas después de su salto a la escena mundial, la banda norteamericana no ha perdido ni in céntimo de su estridencia noventosa. Y tras de su proyecto con Velvet Revolver junto a Slash, más sorprende ver a la voz del grupo lejos de los excesos. Hoy Weiland parece dejar de lado los tiempos de su pecho desnudo por la elegancia de chaleco y corbata, que le sientan bien y reflejan su madurez escénica perfecta.

Entre luces violetas, las figuras espectrales de los cuatro californianos levitaban y empezaba la despedida. La última canción fue “Trippin on the hole in a paper heart” para dar paso a los gritos y los cánticos “ole, ole, ole pilots, pilots” y los saludos de Weiland, Dean DeLeo, Robert DeLeo y Eric Kretz con los brazos en alto y las miradas algo extasiadas. Los cuatro están intactos. Y sí, las manos todavía duelen de tanto aplaudir.